Siempre es una alegría recibir premios, y más si se trata de un reconocimiento al esfuerzo que supone adaptar una tienda tradicional a las nuevas tecnologías. Lo que al principio fue un deseo, más tarde se convirtió en un reto que, gracias a un proyecto, hoy ya es realidad, mejor dicho, ya es virtual.
Pero recordando las anteriores generaciones de la
Huerta Barbereta, podemos decir que en cada etapa fueron incorporando las innovaciones y adaptándose a los cambios para poder seguir cultivando hoy los mismos
productos hortícolas que hace un siglo. Cambio y adaptación, quizá sean las claves de la permanencia de una de las escasas huertas que sobreviven en los alrededores de la capital de Huesca.
La despensa que abastecía al desaparecido mercado principal de la ciudad de Huesca hace años que perdió terreno frente al proceso de urbanización. Ese fue el primer cambio de una larga vida de transformaciones que ha sufrido el sector agrícola en nuestra ciudad, especialmente las huertas y sus hortelanos. La Huerta Barbereta, entre otras, decidió seguir adelante.
Mientras veían peligrar su futuro por la desaparición del mercado, pensaron que si la población no podía comprar los productos de la huerta, optarían por cultivarse sus propias hortalizas, y así fue como vendieron las primeras plantas.
Plantel sin cepellón, de "raíz desnuda" y cultivada en el suelo.
La siguiente transformación fue la forma de siembra, que paso a realizarse con una
máquina especializada de siembra en bandejas, incrementando su velocidad y eficacia. Al mismo tiempo, incorporaron grandes invernaderos, con sistemas de riego y calefacción que adelanta el crecimiento de la
planta para sacarla antes a la venta.
Si nos hemos adaptado a cada cambio, es inevitable que lo hagamos actualmente, en plena revolución tecnológica, porque hemos comprobado que es una de las razones de la continuidad del
vivero Huerta Barbereta.
